martes, 10 de enero de 2012

Beneharo


Los pajaros llamaron su atencion con los alborotados trinos,haciendolo volver de su ensimismamiento de siglos.
Al sentirse en el aquí y ahora, vio de reconocer con la nueva mirada el entorno y volvió el rostro a lo alto del farallón. A lo lejos , allá arriba , columbrados sobre un picacho del gran cerro , divisó unos hombres extraños bien pertrechados con los pechos y las lanzas de hierro . Avezado en la lucha , comprobó en un solo golpe de vista que  por venir corriendo , estaban agitados.Mas no le sería mucho , a lo sumo lo aprisa que le permitía el enriscado del terreno .Comprendió  entonces que si era tanto el ajetreo es que venían de lejos .Llegaban a buscarlo y no serían esos solos.Intentaban acercarsele por el atajo del sur  .Sabe que conocen ya todas las veredas y dentro de poco andarán esta tierra como si la conocieran de siempre .También descubre en su interior la certeza de que no será esclavo de nadie , ni abandonará jamás , la fe ciega que , a pesar de todo , siempre tuvo en Acorán. A nadie dejará encargado su cadáver para que lo velen , le cumplan con el proceso de mirlado y lo acompañen para que ilumine la mente del nuevo mencey que quizá le podría seguir en la estirpe .

Sobre todo sabe que pronto se acabará el mundo .Cuando da la orden de andar a su cuerpo , ya está pensando qué decirle cuando vea al otro lado a su padre , el gran Serdeto.

Entró en la cueva y buscó hacer en un pebetero la última ofrenda , parecida a las que cuando niño había echo .Con una oración que por intima no salía de sus labios .


No hay comentarios:

Publicar un comentario